domingo, 3 de junio de 2012

Los templos de Angkor y el genocidio camboyano

La cena se extendió más de lo previsto  entre charlas y comunicaciones con Montevideo, dado que era el día de la madre; con lo cual no pude dormir, ya que el vuelo hacia Siem Reap era muy temprano.
Llegamos a Camboya en las primeras horas de la mañana, tramitamos las visas y salimos a buscar algo de dinero para poder tomar una van que nos lleve hasta el hostel que habíamos reservado.
Los camboyanos prácticamente no usan su moneda, si no que el dólar americano es la moneda más usada. Los cajeros te dan dólares y en el único momento en que ves algún riel (moneda camboyana), es cuando te dan algún cambio. Tampoco existen las monedas.
El chofer de la van que contratamos era muy amable y simpático, conversamos y nos recomendó lugares para quedarnos y cosas para hacer allí. Primero decidimos ver igual el lugar que habíamos reservado… no era feo, pero sabíamos que por esa plata podíamos conseguir cosas mejores.
Así que nos fuimos, a uno que nos recomendó el chofer… un hotel con piscina… por 6 dólares la noche! Un ganga!
El calor en Camboya es realmente insoportable… con lo que la piscina resultaba fundamental.
Ese día lo pasamos en la piscina y descansando un poco, a la tardecita cuando la temperatura bajó un poco (igual hacía mucho calor) nos fuimos a recorrer la ciudad caminando.
Paramos en un mercado a recorrer un poco y la idea era después comer algo por ahí… lo segundo no lo pudimos hacer… un diluvio nos agarró en el mercado. Nunca en mi vida vi llover tanto y durante tanto tiempo.
Conseguimos unos Tuk Tuk que nos llevaran hasta el hotel… cuando llegamos y nos disponíamos a cenar… apagón! Por suerte al rato volvió la luz y pudimos quedarnos allí comiendo algo y jugando al pool.
Al día siguiente nos levantaríamos temprano para ir a conocer los templos de Angkor. A las 5 de la mañana empezaba el tour.
Por suerte, cuando nos levantamos no llovía. La idea era poder ver el amanecer en Angkor Wat… lamentablemente algunas nubes impidieron que pudiéramos ver la salida del sol.
Es increíble e inmenso Angkor, no en vano muchos la consideran la octava maravilla del mundo. A uno no le da con un solo día para recorrer todos los templos, sin embargo sabíamos cuáles si o si debíamos hacer.
En los alrededores de los templos hay centenares de niños todos muy simpáticos, de entre 3 y 10 años que ofrecen cualquier cosa a un dólar. Realmente a uno se le parte el alma… te persiguen y lo único que te dicen es “ one dollar”…
Hay mucha pobreza y realmente la gente se desespera por algo de plata, niños jóvenes y adultos, te persiguen por todos lados tratando de que les compres algo.
A medida que transcurría el día en Angkor el calor se iba haciendo sentir… y eso que el chofer nos dijo que no era un de los días más calurosos. Mejor ni saber cómo es un día caluroso! No corría nada de aire y estaba muy húmedo… debí tomar más de 3 litros de agua y un par de helados en 4 horas.
Apuramos el paso en la recorrida de los templos para poder volver temprano al hotel  y hacer uso de la piscina. Realmente el calor impidió que disfrutáramos a pleno la belleza de ese lugar.
A la noche otra vez diluvio,  con lo cual aprovechamos a descansar, ya que al otro día partíamos temprano a la capital del país, Phnom Penh.
El ómnibus en el que nos trasladamos, era de lo más pintoresco, con cortinas con volados, peluches colgando y una tele donde pasaban  una telenovela cantada de lo más bizarra. El conductor hizo varias paradas, algunas para que él al costado de la ruta pudiera ir al baño y otras veces para comer.
En una de las paradas a comer, paramos en un mercado donde vendían varios platos típicos de Camboya… pude degustar una tarántula y un grillo! No eran tan feas como uno se puede imaginar, si te daba un poco de impresión tocarlas. No me animé con la cucaracha… era muy grande y bastante rellenita. 
Llegamos a la capital y nos pusimos a buscar un lugar para quedarnos, otra vez conseguimos un buen lugar, con piscina a 6 dólares. Ya era algo tarde como para realizar los paseos que teníamos pensado realizar, así que pasmos la tarde aprovechando la piscina del hotel y por la noche salimos a recorrer la ciudad a pie.
Al otro día contratamos varios tuk- tuk para realizar el paseo por los campos de exterminio e ir al museo del genocidio.
La verdad ha sido de los paseos que más me han gustado en lo que va del viaje… muy fuerte lo que uno ve y se entera allí. Como hace no muchos años el ejército de Pol Pot, masacraba a la población de Camboya, más de 3 millones de muertes de un total de 8 millones. Muy fuerte!!
A la tarde emprendimos viaje hacia Vietnam, en un ómnibus de similares características al que nos había llevado de Siem Reap a la capital. Cuando fuimos a hacer migraciones para entrar a Vietnam perdimos a 2 compañeras. Habían ido al baño y el ómnibus arrancó sin ellas. Por suerte a las pocas cuadras nos dimos cuenta que no estaban y les pedimos que las fueran a buscar.
Luego de unas 6 horas de camino llegábamos a Ho Chi Minh.

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