Son los últimos días en Nueva Zelanda, un país realmente
increíble, y sin conocer todos los demás países que vendrán, sé que es uno de
los mejores destinos de este viaje.
Lo recorrimos de norte a sur en la motor home, haciendo más
de 3100 km. Demasiadas experiencias en tan poco tiempo, supongo deberíamos
haber estado en este país más tiempo, fuimos gitanos saltando de pueblo en
pueblo.
Un país donde la gente es super correcta, atenta y amable
con los turistas; muy rico en paisajes y en donde uno no para de asombrarse con
lo que tiene enfrente.
La penúltima noche paramos en un camping en Wanaka, una
pequeña ciudad situada al borde de un lago con el mismo nombre. Recorrimos
brevemente la ciudad, que era muy linda y emprendimos viaje a Fox Glacier.
En el camino paramos en las Blue Pools, un pequeño río al
cual se accede atravesando un bosque muy denso y húmedo, lleno de una especie
de mosquito más pequeña a la que solemos conocer pero más molesta. El agua del
río al que se llega es celeste intenso, y se debe básicamente a los dehielos de
los picos montañosos.
Hicimos una pequeña parada en Haast, íbamos a almorzar allí,
pero el día se puso feo y empezó a gotear. Es una ciudad costera, fuimos cerca
de la playa, por ahora lo más parecido al Uruguay que vi.
Sobre la tarde llegamos a Fox Glaciar y reservamos el paseo
que haríamos al otro día en el glaciar. Era uno de los paseos que más estaba
esperando y sabíamos que no lo podíamos hacer en Franz Josep por que había
peligro de derrumbes.
Como teníamos algo de tiempo todavía fuimos hasta Franz
Josep a ver que podíamos conocer del otro famoso glaciar en Nueva Zelanda. La
caminata para poder ver el glaciar era de 2 horas, estábamos algo cansados y al
otro día necesitábamos tener fuerza para hacer el tour por el glaciar de Fox,
así que decidimos regresar.
Nos alojamos en un camping en la ciudad, donde nos
encontramos con otros compañeros del grupo de viaje. Por la noche, después de
comer, y mientras estábamos jugando a las cartas conocimos a otros integrantes
del camping.
Compartimos unas copas, con una australiana, una francesa,
un francés y 2 alemanes. Fue muy
divertido y mágico a la vez. Una experiencia única, intercambiando historias y
compartiendo experiencias, sobre todo porque uno de los alemanes tenía 72 años,
muy joven de espíritu, había vivido la Alemania de Segunda Guerra y la post
división en Berlín.
Al otro día nos levantamos temprano para hacer el paseo en
el glaciar. Nos equiparon con camperas, medias, guantes, botas, bastones y
grampas para los pies para que podamos caminar por él.
Gran experiencia, poder andar encima de un inmenso glaciar, pasando por
túneles de hielo y pequeñas cuevas que se formaban en él. A pesar del
frío que hacía en él, no me quería ir, era una de las cosas que más esperaba en
este viaje.
Regresamos pasado el mediodía y nos fuimos a almorzar a la
orilla de un lago muy cerca de allí los últimos víveres que nos estaban
quedando.
Debíamos llegar lo más cerca de Christchurch, para al otro
día casi no tener que hacer ruta y poder entregar la motor home. Dudamos entre
Hotikita y Arthur Pass, al final nos decidimos por este último.
El camping estaba a un lado de la ruta, era de los que eran
a voluntad, nos recibió un kea, una especie de loro, que quiso atacar a Nico cunado se bajó de la motor home. El camping tenía los servicios mínimos. Decidimos ir a recorrer un
poco el centro… el frío era cruel!
Encontramos de casualidad un cyber a voluntad tb! Las
computadoras eran super lentas, así que dio para chequear los mails únicamente.
Hoy entregamos la motor home y mañana a primera hora, luego de una noche en el aeropuerto, nos
vamos para Sydney. Esperemos nos regale tan buenos momentos como Nueva Zelanda.
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