Llegamos a Sydney luego de una noche fría en el aeropuerto
de Auckland. Estábamos tan cansados que logramos conciliar el sueño por un rato
a pesar de lo incómodo de los asientos del aeropuerto. La claridad del día nos
hizo saber que debíamos hacer el check in y antes de abordar pasamos por la
vip, para desayunar bien.
El camino al hostel, lo hicimos en una camioneta con unas chilenas que venían de China y nos
pasaron algunos piques de qué comprar y en dónde.
El Hostel estaba bastante bien y muy bien ubicado, pedimos
para dejar las valijas y tomar una ducha, ya que todavía la habitación no
estaba disponible.
Almorzamos algo y salimos a recorrer la ciudad a pie, por
momentos con algo de lluvia. Como el día no acompañaba decidimos ir al acuario,
uno de los mejores del mundo. A pesar de que esperaba más, estuvo muy bueno.
Sobre todo la parte donde se puede ver debajo del agua pasar a tiburones y
grandes mantas rayas. Impresionante!!
Cuando salimos ya estaba oscureciendo y decidimos ir hasta
la Opera House. La verdad es que el paseo es divino. Nos quedamos un rato largo
allí y regresamos al Hostel a cenar.
Mientras cenábamos, nos hicimos amigo de un vasco, cuasi
etarra, que se encontraba trabajando allí por unos meses. Estaba convencido que
Euskadi se independizaría en menos de dos años… La discusión se tornó
interesante y se fue para largo.
Llegada la medianoche decidimos ir a un boliche que nos
habían recomendado en el Hostel… explotaba!! Y eso que era Lunes. Lleno de back
packers de todas partes del mundo, muy divertido!
Al otro decidimos tomarnos un ómnibus gratis para conocer
más la ciudad. En 5 minutos habíamos hecho 2 cuadras, así que nos bajamos y
empezamos a caminar de nuevo. Pasamos por un gran parque, el Hyde Park y
entramos en una catedral inmensa que había allí.
Nos sorprendió que siendo cerca de las dos de la tarde, se
estuviera por realizar la misa y que mucha gente de portafolio y con traje,
saliera de sus trabajos para ir a ella.
Recorrimos un poco más, pasamos por el botánico y decidimos entar
a la Opera House. Una visita guiada adentro de ese impresionante edificio. La
verdad es que no sólo es increíble por fuera si no también por dentro. En una
de las salas en las que entramos pudimos ver un ensayo del ballet que allí
estaban haciendo.
Por la tarde, algunos cansados de tanto caminar todo el día
(estoy seguro que nunca en mi vida caminé tanto como lo hice en Sydney), y
otros porque querían aprontarse para poder ir a ver el ballet a la noche,
regresaron al hostel. Con Nacho y Josepe nos fuimos a caminar por el puente. La
vista de allí es muy buena y se aprecia toda la ciudad.
A la noche fuimos a comer a un lugar de espeto corrido,
bastante barato, nos partimos la boca.
Más tarde habíamos quedado en ir a conocer la famosa zona roja de Sydney, la
King Cross.
Nos quedaba un poco lejos y era tarde así que fuimos en
taxi, le preguntamos al taxista si estaba media complicada la cosa allí y nos
dice “ayer mataron a 2”… chan!!
Llegamos y la cosa no era para tanto. La ciudad vieja de
noche es muchísimo más peligrosa que ese lugar. El lugar está lleno de boliches
y de gente joven de todas partes del
mundo. Tremenda movida. La entrada a los boliches era cara, así que
regresamos y pasamos por uno cerca del hostel que era muy barato…apenas
entramos no entendimos nada, era un zoológico!! Estaba lleno de chinos,
bailando muy extraño y un hindú que creo que era el hermano de Nelson el enano
de Susana que nos miraba y tiraba pasos! Jeje fue muy divertido
El último día en Sydney, era fiesta nacional allí, el Anzac
day. No sabíamos muy bien lo que era, vimos varios desfiles de militares, por
lo que debe ser fecha de alguna batalla o algo. Fuimos al puerto y nos tomamos
un ferry para recorrer Manly beach, un
lugar con unas playas increíbles a sólo 30 minutos de la ciudad. Almorzamos
allí y regresamos para tomar el avión que nos llevaría a Bali.
La verdad me gustó mucho la ciudad, no esperaba tanto de
Sydney y me quedé con ganas de pasar algún día más allí…capaz algún día
regrese…
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